FERNANDO MAESTRE

domingo, setiembre 03, 2006

LA LENGUA DE TU HIJO

Educar es un arte imposible. Cuando creemos que estamos haciendo bien las cosas, un día, súbitamente, nuestro hijo nos informa que empezó a fumar marihuana.

Entonces, nos rasgamos las vestiduras, palidecemos y nos preguntamos ¿qué hice mal? ¿Cuándo empecé a fallar como padre, qué castigo me faltó aplicar o por qué castigué en exceso?

Normalmente, los padres suelen estar atentos a ver por dónde empieza el desvío de su hijo, qué conducta está siendo excesiva, o lo contrario, qué pasos se está negando a dar refugiándose en un absurdo aislamiento que le quita formas de ser un niño feliz.

Pero son muy pocos los progenitores que se ponen a pensar cómo es el habla del niño, cuántas palabras usa y de qué manera se conecta con los adultos. Es ahí donde el diablo del desorden psíquico encuentra una rendija para meterse en el alma del niño y, a través de la lengua, embrollarle la vida.

Todo buen educador no solo debe atender el modo del habla del niño, señalando cuán bien pronuncia o si habla con voz aniñada, pues estos son solo los primeros indicios de que algo va mal.

Un buen educador debería tener en cuenta lo siguiente: Ante todo, si sabe diferenciar cuándo le hablará a un adulto y cuándo se dirige a un niño.

Hay niños que irrumpen en una conversación de adultos pretendiendo, por ejemplo, que los padres dibujen con ellos en una hoja de papel. Esta conducta, equivocadamente, suele ser tomada por los padres como de "angelical" y digna de ser atendida de inmediato.

Hay niños que no dejan de hablar nunca, y muestran una taquiplalia que a las claras perturba, hace reír y, finalmente, no comunica nada, siendo una simple repetición compulsiva de frase tras frase. Estos casos deben ser frenados de inmediato.

Sin embargo, los padres se miran entre ellos y piensan que "mi hijo es un lorito", "de grande será un abogado", error garrafal porque este modo de hablar está mostrando un sin freno, un exceso y un secreto placer de usar la lengua con otros fines, menos el de comunicar. En paralelo, también está mostrando la secreta intención de no oír a nadie.

Cuando los niños están sanos, aunque sean pequeños y hablen a media lengua, tienen un lenguaje que se asemeja a una prosa poética.

Si los sabemos escuchar, veremos el modo admirable como manejan los tiempos de su discurso. Dicen sus palabras y luego saben escuchar la respuesta del interlocutor. Cuando no son entendidos, insisten cambiando el tono de voz tanto hacia el aumento como hacia el susurro. Finalmente, saben callar y esperar otro momento para intentar de nuevo hablar.

Muchos de ellos ya saben entonar las frases y adquieren un cantito musical que indica que están usando un nuevo recurso del habla con el cual lograrán transmitir el preciso sentido de lo que quieren decir.

El habla de un niño debe ser educada por los padres, que deben saber gobernar los detalles del habla, si están muy atentos. El éxito en la vida que tendrá nuestro hijo no pasa únicamente por su profesión y normas de conducta social sino, principalmente, por el modo como se comunica con el prójimo.

1 Comments:

  • Dr. Mestre

    Como la primera puntada de un telar, es de visionarios el reconocer como la habilidad de expresarnos puede influir trascendentalmente en desarrollar muchos transtornos de la personalidad....Si nuestro sistema educativo dejara de emitir diagnosticos teoricos de la realidad pedagogica y aplicar aacciones practicas, muchos problemas sociales se solucionarian...el gasto publico reflejaria el control dela economia y estariamos en camino del verdadero desarrollo

    By Blogger Leonel Angel Sánchez, at 1:17 p. m.  

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